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Mis días corren más veloces que la lanzadera del tejedor,
y perecen sin esperanza.

»Acuérdate de que mi vida es un soplo
y de que mis ojos no volverán a ver el bien.
Los ojos de quienes me ven, no me verán más.
Y tú fijarás tus ojos en mí, pero ya no seré.

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